Taxistas del centro

Múltiples formas de ver el mundo encontramos en el centro de esta ciudad, Medellín. Personas común que en busca del sustento para sus hogares llegan a estos puntos, acopios, donde día tras día los taxistas cansados y fatigados llegan a descansar, bien hecho, ya que también pueden dejar descansar su carro, y de paso, aseguran una carrera, que aunque demore su tiempo en esa fila tan larga, vale la pena.
Ellos tienen lo que necesitan, su taxi, y es que es su santuario, de verdad, encontramos taxis llenos de figuras religiosas, otros con parlantes y sonido de película gringa, y algunos parecen bibliotecas, quien diría, mientras se espera se puede leer, 1 hora de espera equivale a 1 hora de lectura, de ahí de dónde sacan todo ese diverso conocer los taxistas, a quienes se les pregunta por cualquier cosa y algo tendrán que decir, de lo contrario, son consientes que si un cliente quiere silencio, silencio se le va a dar.
Ya fuera de los cueros y asientos relajantes con bolitas de madera, muy cerca, en las escalas del edificio Colteger se pueden apreciar los dolores y dichas de los taxistas, desde los conocidos y siempre leales vendedores de tintos, hasta los molestos oportunistas que se llevan las carreras casi a modo ‘ninja’ al comienzo de la fila, de repente llegan, y de repente se van, para la desdicha de los taxistas siempre hay un tintico y una buena compañía, las muchachas de los minutos muchas veces cuentan chistes, y los abuelitos que miran con disimulo sus faldas, también nos hacen reír, es agradable de ver, taxistas de todas las empresas conviviendo en mutuo acuerdo para hacer de su estadía en esa larga espera un poco más agradable.
Eduin Restrepo


















Taxistas hay muchos y cada día es más la competencia en la cuidad, viendo una enorme mancha amarilla que corren veloces las calles de Medellín.
Al transitar por las calles del centro de Medellín específicamente por Junín con la playa se observa un acopio de taxis estos brindan a los ciudadanos transporte a cualquier lugar.
Los taxistas son muy amables, pero en ocasiones se enojan porque les roban las carreras más adelante, aquellos que pasan por allí,  no esperan y no realizan la fila, esto les causa molestia porque pasan tiempo en la fila para conseguir una carrera para responder a las empresas, a los dueños de los taxis.
Las personas tenemos una visión de los taxistas muchas veces errada, ellos son personas realmente sorprendentes nunca sabrás q tipo de taxista llegaras a encontrar durante tu recorrido, van desde los jóvenes q esperan trabajar bastante para sacar a la novia el fin de semana, y de los mayores que no tiene más opción para el sustento de su hogar, llenos de historias, experiencias vividas en sus taxis.
Laura Toro













             

             






En el trasporte de nuestra ciudad, Medellín, es evidente la superioridad numérica que representan los taxis, por su rapidez, confianza y comodidad son uno de los medios preferidos por las personas aunque al mismo tiempo generan desconfianza por las experiencias que rondan a los pasajeros y que manchan a los choferes.
Entre varias compañías de taxi aparentemente todas rodando carritos amarillos por las calles de la ciudad prestando un servicio, encontramos preferencias y desconfianzas hacia ciertas entidades, especialmente con una empresa que por prudencia mejor dejamos su nombre en el eco de las calles pero al parecer  la experiencia que los pasajeros han tenido en los asientos de sus autos ha dejado a la firma con mala fama haciendo que la gente le huya a aquellos taxis que de allí provienen.
Los acopios son los favoritos de los usuarios, dan un grado de confianza y seguridad superior a los taxis cogidos en cualquier calle, este servicio cuenta con taxistas registrados y en la gran mayoría de acopios escriben su lugar de salida y destino junto a la placa del taxi que se encargo del viaje, ese “valor agregado” hace que especialmente las mujeres prefieran los acopios y siempre donde estén busquen uno cercano para regresar a sus casas.
En materia de taxistas encontramos gran variedad, viejos, jóvenes, gordos, flacos, habladores, serios, chistosos, callados, atravesados, prudentes, lentos, groseros…cada uno con una particularidad diferente pero todos con algo en común, sin importar la marca o el tamaño, todos manejan un carro amarillo con la finalidad de recoger y dejar pasajeros en sus destinos, “sanos y salvos”, todos como superhéroes, con la misión de dejar a las personas satisfechas ofreciendo un servicio calidoso a aquellos que los llaman o simplemente ponen su mano frente al automóvil.
Entre tantas historias, buenas y malas, se abre paso un hecho claro, las altas horas de la noche, la embriaguez, ponerle la mano a un taxi cualquiera, entre muchos otras situaciones, son factores que indican que usted está dando “papaya” y sobre todo si da con un taxista con malas intenciones, no quiere decir que siempre pasa esto al montarse en un taxi, ni que no se pueda salir por el peligro que estos representan, no, al contrario, el peligro está ligado a dar “papaya”, si usted es precavido y hace uso de los acopios o de las empresas por medio del teléfono es muy probable que no forme parte de las personas que tienen una mala anécdota para contar desde los asientos de del carro amarillo y placas blancas.
Natalia Vélez


Segundo parque de Laureles


Historia
El segundo parque de laureles nace en 1943 de manos del arquitecto y demás ingeniero Pedro Nel Gómez, quien diseñó una villa con avenidas, glorietas y parques aspirando al estilo europeo.
Así llegó el parque,  como la primera glorieta de Medellín, en la que se unen ocho de las calles y avenidas del barrio Laureles, uno de los primeros barrios construidos al occidente y el cual marcó el inicio del crecimiento urbanístico y económico de la ciudad.
En sus primeros años el parque fue un motivo de orgullo para los habitantes, en su mayoría de clase alta y algunos de clase media con aspiraciones a un mayor estatus, la zonas poblada de arboles, gran parte de estos laureles, hicieron que el sector recibiera este nombre, hoy son  los protagonistas, caracterizándolas como naturaleza, brindando calidad a la vida de los habitantes; aquellos pequeños arboles de 1943 son hoy enormes troncos, colmados de ramas, con incontables hojas, fuentes de buena sombra q cubren las calles y avisan a los conductores y transeúntes el lugar donde se encuentran.
El parque continua siendo un lugar clave, ahora está rodeado de edificios y algunos locales comerciales, conserva sus laureles entre otras variedades, cuenta con un parque infantil para ayudar a los padres y entretener a los niños, alrededor de los juegos hay senderos y sillas, ideales para un descanso o un paseo la sombra, mientras juegan los niños o las mascotas. Todos los sábados se puede encontrar en la mañanas un mercado campesino, instalando alrededor del parque, donde se puede conseguir todo tipo de alimentos frescos, en Feria de Flores es común que este sea locación para la Feria de Mascotas: “carolo y su festival de la Mascotas” y además diariamente se pueden ver personas que hacen ejercicio o disfrutan la mañana allí.
Alrededor de la glorieta se ubica algunos vendedores de flores, cuadros y peluches.
La seguridad ha sido siempre una prioridad entre los habitantes, ya que a pesar de ser una zona de movimiento comercial y muy transitada, es inevitable que los amigos de lo ajeno paseen en busca de la persona precisa en el momento indicado, y aunque esto ocurre alrededor de la cuidad diariamente se busca un incremento de la vigilancia para aumentar la confianza a las personas que por allí pasan.






Nunca le pusieron nombre a la estatua, o si lo tenia, no lo vimos, se sabe que es el Pedro Nel Gómez, fundador del barrio laureles, esta algo intervenido por artistas callejeros, pero por lo menos su cara sigue limpia, y su recuerdo intacto.




Antes no habían edificios tan grandes en Laureles, antes lo mas alto que podías ver en el cielo eran los arboles, aun así, debe de tener una linda vista del trazado lineal de laureles ese edificio, todo un rompecabezas arquitectónico este barrio.




 
Que mejor que salir del trabajo, estudio, una vuelta en la EPS, o cualquier cosa y mirarse las fotos viejas en las afueras de pizza 1969,  también comer pizza.


 Y el Viejo Pedro Nel... Rayado, porque quiso construir un barrio en calles y estructura francesa y armo un enredo, ahora lo enredaron pintura, pero sigue ahí, en el centro de verdes laureles y gris cemento.



Flores y tinto bajo uno de esos frondosos arboles... Tan solo pasar la calle y podremos tener ambas cosas sin necesidad de ir a otra parte.



 Un tipo de cachaco aparentemente interesado en el refinado arte hecho, producido y a la venta en el 2do parque de laureles.




Observación

Sábado 3 de septiembre
Llegue al parque a eso de las 11 de la mañana. Aun estaba el mercado campesino. Algunos puestos ya estaban cerrando, había mucho movimiento, los carros paraban para obtener frutas, verduras, flores, arepas, queso, tamales. En el centro había dos señoras paseando con un perrito, blanco y pequeño, y en los juegos habían varios niños jugando, por lo que vi hacían una carrera de obstáculos que se detenía constantemente para agregarle un nuevo desafío. Los niños eran seis o siete, en su mayoría niños, las niñas le seguían el juego y dos de ellas se cayeron mientras intentaban superar uno de los juegos.
En una de las sillas había un señor de unos sesenta y tantos años. Estaba fumando mientras miraba a los niños jugar. Prestaba bastante atención. Tal vez recordaba cuando él tenía aquella edad o simplemente se gozaba a los niños en silencio, pero por su actitud distante deduje que ninguno de los niños era pariente suyo.
Alrededor de la glorieta estaba como siempre el señor Carlos Luis zapata, quien desde que tengo memoria vende peluches en esta glorieta. Al otro lado un pequeño puesto de flores y exactamente al frente la competencia, en diciembre además de vender flores, venden faroles en forma de flor, de diferentes materiales y colores.
Pasadas las doce, entre a Pizza 1969 donde almorzaría son alguien y continuar la observación del parque. Mientras esperaba la comida, vi cómo se acaban los productos de algunos de los toldos del mercado campesino y cómo las compras habían disminuido, lo que anunciaba la hora de partida de los vendedores; los niños fueron desapareciendo, me imagino que el hambre le gano al juego aunque antes de irme vi algunos de nuevo en el parque.
Las señoras y el perro ya se habían marchado y del señor no había rastro. Veo nuevas caras, un joven juega con su labrador y una pareja ocupa una silla en la sombra envidiable para este sol y para rematar están comiendo helado.
Me distraigo un rato del parque para comer, al salir paseo por los caminitos alrededor  de los juegos infantiles. Los toldos están siendo desarmados. Tres niños juegan, el labrador sigue persiguiendo la pelota que lanza el joven y la pareja se ha ido.
Los peluches y la venta de flores continúan ahí, el sol golpea fuerte y las sombras de los arboles no logran despejar el calor que hace. Desterrada por el clima, camino hasta mi casa.
Natalia Vélez Llano

Martes 6 de septiembre

Estando en el parque tomándome un tinto y un cigarro puede observar como las personas caminaban en lo que es el centro de un barrio, casi que de una ciudad, ya que de allí parten todas esas calles que tarde o temprano me llevarían casa.
Gente, mucha gente se veía pasar  en este parque, segundo parque como le dicen acá: niños  que salían de estudiar  de los colegios y escuelas, señores vendiendo dvd’s, pinturas, peluches, flores señoras con bolsas de compras en las manos, grupos de jóvenes de una escuela de diseño de modas  cuyo nombre no recuerdo, con planes de comer en pizza 1969,o también comida peruana en un local de fachada.
Lo curioso de esta gente es que casi todos se detenían  por un  momento en este lugar  a mirar  alrededor , ya fuera por los autos que iban de allá para acá, a veces en hora pico se arman unos  trancones hasta bonitos en la glorieta de santa teresita, y comienzan a pitar como locos todos  esos afanados  conductores, bien, mirar todos los edificios que según se sabe no estaban, y que tal vez  Pedro Nel  Gómez pensó para un futuro, lindo es que aun hayan tantos laureles en valga la redundancia laureles, y que la gente cuide tanto esa parte del barrio.
Al final pasado ya algún tiempo de tomar tinto y fumar  cigarros, mi estancia se hizo algo aburrida y decidí partir. Comprendí  que acá no gastas todo el día, y que este era un sitio de encuentro y solo un lugar de paso.
Eduin Restrepo.
Y si algún día te encuentras en algún lugar donde sientes que eres el centro de atención porque nos ves nada más que edificios a tu alrededor y en el interior un parque con varios laureles y un busto de Pedro Nel, sillas, un jardín con un parque para los niños de varios colores, miras alrededor y ves los automóviles transitar pero son pocos lo que se quedan allí a pasar un rato, para así compartir con varios personajes; un artista, un vendedor de peluches y una mujer que vende flores, cada uno de ellos posee una calidad humana acogedora.
Es un parque calmado a pesar del continuo paso de automoviles. En sus alrededores podemos encontrar varias edificaciones en las cuales solo el ruido del viento podrian alterar su calma. En su entorno no hay mucho que observar, solo algunas instituciones que por su tan escondido nombre el segundo parque de laureles podria ser su referente. Hay un pintor en medio de la calma, se sienta a la espera de que alguien visite este lugar y aprecien su trabajo.
Un lugar de grato descanso  en el cual podemos encontrar un pequeño parque para que los niños pasen un agradable rato y por qué no, para remontarnos a esas épocas en las que sólo nos preocupábamos por jugar, sillas en bajo un pequeño techo de árboles que cubren tardes calurosas o protegen de una tenue brisa. En el centro de aquel rincón de tranquilidad se encuentra una estatua  de Pedro Nel Gómez realizada por O. Montoya (1945).  
Laura M Toro